El término ecológico se refiere a la manera en que se cultivan y procesan los productos agrícolas. Si bien la normativa cambia de un país a otro, en EE.UU. los cultivos ecológicos deben cultivarse sin usar herbicidas, pesticidas y fertilizantes sintéticos, ni genes de bioingeniería (OMG).
El ganado ecológico criado para la producción de carne, huevos y productos lácteos ha de ser criado en condiciones de vida que se amolden a sus comportamientos naturales (como la posibilidad de pastar) y alimentado con piensos y forrajes ecológicos. No pueden percibir antibióticos, hormonas de desarrollo ni ningún subproducto animal.
La manera en que se cultivan o crían los comestibles puede tener un enorme impacto en su salud mental y sensible, como en el medioambiente.
Los comestibles ecológicos acostumbran a tener más nutrientes ventajosos, como los antioxidantes, que sus análogos cultivados de forma usual, y las personas con alergias a los comestibles, a los productos químicos o a los conservantes pueden revisar que sus síntomas reducen o desaparecen cuando solo comen comestibles ecológicos.
Los productos ecológicos poseen menos pesticidas. Productos químicos como los fungicidas, herbicidas e insecticidas sintéticos se emplean extensamente en la agricultura usual y los restos continúan en los comestibles que comemos.
Los comestibles ecológicos acostumbran a ser más frescos por el hecho de que no poseen conservantes que los hagan más durables. Los productos ecológicos se generan en ocasiones (mas no siempre y en toda circunstancia, así que hay que fijarse en su procedencia) en explotaciones más pequeñas y próximas al sitio de venta.
La agricultura ecológica acostumbra a ser mejor para el medioambiente. Las prácticas agrícolas ecológicas pueden reducir la polución, preservar el agua, reducir la erosión del suelo, acrecentar la fecundidad del suelo y usar menos energía.
La agricultura sin plaguicidas sintéticos asimismo es mejor para las aves y los animales próximos, así para las personas que viven cerca de las granjas.
Los animales criados de forma ecológica NO reciben antibióticos, hormonas de desarrollo ni se les nutre con subproductos animales. Nutrir al ganado con subproductos animales aumenta el peligro de la enfermedad de las vacas locas (EEB) y el uso de antibióticos puede crear cepas de bacterias resistentes a los antibióticos.
Los animales criados de forma ecológica acostumbran a tener más espacio para moverse y acceso al aire libre, lo que contribuye a sostenerlos sanos.
La carne y la leche ecológicas pueden ser más ricas en determinados nutrientes. Los resultados de una investigación europeo de dos mil dieciseis muestran que los niveles de determinados nutrientes, incluyendo los ácidos grasos omega-tres, eran hasta un cincuenta por ciento más altos en la carne y la leche ecológicas que en las versiones criadas de forma usual.
Los comestibles ecológicos no poseen OGM. Los Organismos Genéticamente Cambiados (OGM) o comestibles de ingeniería genética (GE) son plantas cuyo ADN ha sido perturbado en formas que no pueden acontecer en la naturaleza o en el cruce tradicional, más generalmente con el fin de ser resistente a los pesticidas o generar un insecticida.
Económicos: El dinero se queda en la economía local. Más dinero va de forma directa al labrador, en vez de a cosas como la comercialización y la distribución.
El transporte: En E.U., por servirnos de un ejemplo, la distancia media que recorre una comida desde la granja hasta el plato es de más de mil quinientos millas. Los productos han de ser recogidos cuando aún no están maduros y después son gaseados para “madurarlos” tras el transporte. O los comestibles son enormemente procesados en factorías usando conservantes, irradiación y otros medios para sostenerlos estables para el transporte.
Frescura: Los comestibles locales se cosechan cuando están maduros y, por lo tanto, son más frescos y tienen más sabor.
Ciertos pequeños labradores locales emplean métodos ecológicos, mas no pueden permitirse conseguir la certificación ecológica. Visite un mercado agrícola y hable con los labradores para saber qué métodos usan.
El discute actual sobre los efectos de los OMG, organismos genéticamente modificados, en la salud y el medioambiente es discutido. En la mayor parte de los casos, los OGM se diseñan para hacer que los cultivos alimenticios sean resistentes a los herbicidas y/o para generar un insecticida.
Por poner un ejemplo, una gran parte del maíz dulce que se consume en U.S.A. está cambiado genéticamente a fin de que sea resistente al herbicida Roundup y a fin de que genere su insecticida, la toxina Bt.
Los transgénicos asimismo se hallan frecuentemente en cultivos estadounidenses como la soja, la alfalfa, la calabaza, el calabacín, la papaya y la canola, y están presentes en muchos cereales de desayuno y en una gran parte de los comestibles procesados que consumimos. Si los ingredientes de un bulto incluyen jarabe de maíz o lecitina de soja, probablemente contenga OMG.
El uso de herbicidas tóxicos como el Roundup (glifosato) se ha multiplicado por quince desde el instante en que se introdujeron los OMG. Si bien la OMS anunció que el glifosato es “seguramente cancerígeno para los humanos”, aún existe cierta polémica sobre el nivel de peligro para la salud que supone el uso de pesticidas.
Si bien la Administración de Comestibles y Fármacos de USA (FDA) y las compañías de biotecnología que diseñan los OMG insisten en que son seguros, muchos defensores de la seguridad alimenticia apuntan que jamás se han efectuado estudios en un largo plazo que confirmen la seguridad del uso de OMG, al tiempo que ciertos estudios en animales han indicado que el consumo de OMG puede ocasionar daños en los órganos internos, un desarrollo cerebral más lento y un engrosamiento del tracto digestible.
Los OGM se han relacionado con el incremento de los alérgenos alimenticios y los inconvenientes gastrointestinales en los humanos. Si bien bastante gente considera que la perturbación del ADN de una planta o un animal puede acrecentar el peligro de cáncer, la investigación no ha resultado concluyente hasta el momento.
Como se ha mentado previamente, uno de los primordiales beneficios de consumir productos ecológicos es el menor nivel de pesticidas. No obstante, pese a la creencia popular, las granjas ecológicas sí emplean pesticidas.
La diferencia radica en que solo emplean plaguicidas de origen natural, en vez de los plaguicidas sintéticos empleados en las explotaciones comerciales usuales. Se piensa que los pesticidas naturales son menos tóxicos, mas se ha descubierto que ciertos tienen peligros para la salud. Dicho esto, probablemente su exposición a los pesticidas perjudiciales sea menor si come productos ecológicos.
La mayor parte de nosotros tenemos una acumulación de exposición a plaguicidas en nuestro cuerpo debido a abundantes años de exposición.
Esta “carga anatómico” química, como se conoce médicamente, podría provocar problemas médicos como cefaleas, defectos de nacimiento y una mayor presión sobre los sistemas inmunitarios desgastados.
Ciertos estudios han indicado que el uso de plaguicidas, aun en dosis bajas, puede acrecentar el peligro de determinados géneros de cáncer, como la leucemia, el linfoma, los tumores cerebrales, el cáncer de mama y el de próstata.
Los pequeños y los fetos son los más frágiles a la exposición a los plaguicidas por el hecho de que sus sistemas inmunitarios, sus cuerpos y sus cerebros están aún en desarrollo. La exposición a una edad temprana puede ocasionar retrasos en el desarrollo, trastornos del comportamiento, autismo, daños en el sistema inmunitario y disfunciones motoras.
Las mujeres embarazadas son más frágiles debido al agobio añadido que los plaguicidas suponen para sus órganos, ya de por sí sobrecargados. Además de esto, los plaguicidas pueden trasmitirse de madre a hijo en el útero, como mediante la leche materna.
El uso extendido de plaguicidas asimismo ha propiciado la aparición de “supermalezas” y “superbichos”, que solo pueden matarse con venenos exageradamente tóxicos como el ácido dos con cuatro-diclorofenoxiacético (uno de los primordiales ingredientes del agente naranja).
Lavar los productos frescos reduce pero no suprime los pesticidas. Mondar en ocasiones ayuda, mas los nutrientes valiosos de manera frecuente se van por el desagüe con la piel. Lo mejor es proseguirse una dieta variada, lavar y fregar bien todos y cada uno de los productos, y adquirir productos ecológicos cuando resulte posible.
La mejor relación calidad precio al adquirir productos ecológicos
Los comestibles ecológicos acostumbran a ser más costosos que los cultivados de forma usual. Mas si establece ciertas prioridades, puede ser posible adquirir comestibles ecológicos y sostenerse en su presupuesto alimenticio.
Ciertos géneros de productos cultivados de forma usual tienen un contenido considerablemente más alto de pesticidas que otros, y deben evitarse siempre y cuando resulte posible. Otros tienen un contenido tan bajo que adquirir productos no ecológicos es parcialmente seguro.
Conforme el Conjunto de Trabajo Medioambiental, una Organización no Gubernamental que examina los resultados de las pruebas de pesticidas efectuadas por el gobierno en E.U., las próximas frutas y verduras tienen los niveles más altos de pesticidas, por lo que es mejor adquirirlas ecológicas:
Conocidas como las “Clean quince”, estas frutas y verduras cultivadas de forma usual acostumbran a tener un bajo contenido en pesticidas:
Adquiera carne, huevos y productos lácteos ecológicos si puede permitírselo
En E.U., los animales criados de forma industrial pueden ser alimentados con maíz, cereales, antibióticos, subproductos animales, hormonas de desarrollo, pesticidas y lodos de depuradora. Estas prácticas pueden tener consecuencias para la salud tanto de los propios animales como de las personas que consumen su carne, huevos o leche.
Si puede permitirse abonar los costes más altos, busque productos cárnicos y lácteos etiquetados como “criados en pastos” o “cien por ciento alimentados con yerba”. En el caso de la carne de cerdo, el pollo o los huevos, busca una etiqueta de “certificado orgánico”.
Posiblemente la adquisición de cortes de carne más económicos provenientes de animales criados ecológicamente le deje comer productos ecológicos sin romper su presupuesto de comestibles. Pruebe a adquirir muslos de pollo ecológico en vez de pechugas de pollo criadas de forma usual, por servirnos de un ejemplo.
Adquiera en los mercados de labradores
Muchas urbes, como los pueblos pequeños, organizan un mercado semanal de labradores, donde los labradores locales venden sus productos en un mercado callejero al aire libre, con frecuencia con un descuento con respecto a las tiendas de comibles.
Únete a una cooperativa de comestibles
Una cooperativa de comestibles naturales o una tienda de comibles cooperativa acostumbran a ofrecer costes más bajos a los miembros, que pagan una cuota anual para pertenecer a ella.
Únase a una granja de Agricultura Apoyada por la Comunidad (CSA)
En la que individuos y familias se unen para adquirir “acciones” de productos al peso, de forma directa de una granja local. ¡Local y ecológica!
Adquiera en temporada. Las frutas y verduras son más asequibles y frescas cuando son de temporada. Descubra en qué momento se entregan los productos en su mercado para adquirir los comestibles más frescos posibles.
Compare los costos. Equipara el coste de los productos ecológicos en la tienda de comibles, en el mercado agrícola, en Internet y en otros lugares (aun en el corredor de los congeladores).
Recuerda que lo ecológico no siempre y en toda circunstancia equivale a lo saludable. Hacer que el alimento basura parezca saludable es una táctica de marketing frecuente en la industria alimenticia, mas los productos de panadería, postres y piscolabis ecológicos acostumbran a tener un alto contenido en azúcar, sal, grasa o calorías. Vale la pena leer pausadamente las etiquetas de los comestibles.
Los comestibles ecológicos requieren más mano de obra, ya que los labradores no emplean pesticidas sintéticos, fertilizantes químicos ni fármacos.
La certificación ecológica es cara y los piensos ecológicos para los animales pueden valer el doble. Las granjas ecológicas tienden a ser más pequeñas que las usuales, lo que quiere decir que los costos fijos y los gastos generales deben repartirse entre volúmenes de producción más pequeños sin subvenciones del gobierno.
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